Más de 3.000 hectáreas arrasadas desde el comienzo del verano
Estamos a mitad de verano y el número de hectáreas quemadas se ha disparado de forma terrible.
Desde hacía un lustro y en lo que llevamos de siglo, la Comunidad de Madrid no contaba en su haber con tal cantidad de hectáreas quemadas en un solo verano.
Sólo los recientes incendios ocurridos en El Berrueco, La Morcuera o el registrado en el mes de Julio en la zona de Cenicientos y Cadalso de los Vidrios, han quemado más de 3.000 hectáreas de Pinar y monte bajo.
Una cifra desorbitada comparada con los datos del verano pasado en la que apenas ardieron un total de 300 hectáreas.
Si el año anterior lo bautizamos como el año del milagro, este año y a las alturas del verano en el que nos encontramos, sólo lo podemos categorizar como el año del desastre.
Indistintamente de la mano criminal que hay detrás de algunos de los incendios ocasionados, el estado de los montes ya sean de carácter público o privado de nuestra comunidad en muchos casos es deplorable y lamentable.
Lavamos nuestras conciencias con mínimas inversiones en limpieza y mantenimiento.
La dejadez de las instituciones que año tras año presentan planes de actuación que son a todas luces insuficientes tanto en lo material como en lo personal, demuestran con los datos en la mano que son planes que desde su nacimiento ya están abocados al fracaso.
Desde Pura Naturaleza entendemos que son actuaciones que tendrían que estar consensuadas con los ayuntamientos más vulnerables a sufrir grandes incendios, sólo una política de actuaciones anuales en el continuo mantenimiento del monte: limpieza manual y ganadera, vigilancia física y tecnológica, medios modernos para la extinción del fuego, etc. lograría mejorar y frenar en la medida de nuestras posibilidades la lacra que supone año tras año el fuego en nuestros montes.
Así, la Comunidad debería dotar con presupuestos compartidos con los ayuntamientos, las ayudas necesarias para el cuidado de los espacios naturales, vigilando que dichas inversiones se lleven a cabo y se empleen en los objetivos fijados.
Sólo de una manera global podremos hacer frente a los grandes incendios que están por llegar.
A día de hoy y en vista de los resultados que estamos obteniendo con los recursos destinados y el estado actual de nuestros espacios naturales, seguiremos confiando en la labor de los medios de extinción: bomberos, voluntarios y miembros de la UME para que nuestros montes no se conviertan en un auténtico polvorín.