El final del invierno y la primavera de este año 2018, será recordado como uno de los años de mayor precipitación en la Comunidad de Madrid.
No sólo sirvió para la recuperación de las reservas hídricas, también sirvió para el crecimiento de la vegetación salvaje en los montes y bosques de nuestra comunidad.
A principios del pasado mes de Junio se presentó el nuevo Plan INFOMA que establece los mecanismos de coordinación con el Plan Estatal de Protección Civil ante el Riesgo de Incendios Forestales con los ayuntamientos y, que determina la organización del personal voluntario y los pertinentes cauces de información a la población.
Un Plan que cuenta este año con un ligero incremento respecto a ediciones anteriores en la dotación final de medios y recursos humanos, para prevenir y luchar contra el fuego en la época más complicada del año, los meses de verano.
Las cifras, aún pendientes por actualizar, nos hablan de una superficie ocupada por los bosques, montes arbolados y bosques de frondosas (encinas, robles, fresnos, castaños…) de un total aproximado de 300.000 ha, una cifra que coloca a la comunidad de Madrid como una de las principales comunidades de España por número de hectáreas arboladas.
Entornos naturales como es el hayedo de Montejo; los pinares centenarios del Parque Nacional del Guadarrama, Sierra Cebollera, Sierra de la Cabrera, etc. ofrecen a los amantes de la naturaleza un sin fin sendas, rutas, cascadas y miradores, que nos obsequian con una serie de paisajes maravillosos que nos hacen disfrutar de una jornada espectacular en compañía de la naturaleza.
Para su conservación y cuidado este año el INFOMA ha realizado labores de mantenimiento (Limpieza y desbroce), mayormente mediante la labor de introducir ganado para su limpieza, en una superficie cercana a las 3.000 ha, este dato apenas supone apenas el 1% de la masa arbolada que hay en la Comunidad de Madrid.
¿El resto? Pues si paseamos por los diferentes montes, a excepción del Parque Nacional de Guadarrama, podemos contemplar el deficiente y lamentable estado de limpieza y conservación en los que se encuentran, uno se da cuenta que hay zonas donde no se ha limpiado el bosque desde hace décadas y en otras muchas áreas, las labores de mantenimiento han sido mínimas.
Basta con observar la nula limpieza de los arcenes de las carreteras, la maleza que se agolpa entre los castaños, robles y pinos, las ramas de árboles secos y otros tantos caídos, que hacen de nuestros montes un constante y auténtico polvorín.
Siempre se ha dicho que los incendios se apagan en el invierno y en la primavera, adoptándose múltiples medidas de conservación, desde el pasto del ganado hasta las tareas de los peones y retenes forestales, incluyendose por qué no, la antigua práctica de ir al monte a recoger restos de madera seca.
Ahora bien, si pensamos que limpiando el 1% de la superficie se va a evitar el peligro de incendio a lo largo de este verano, es un pensamiento un tanto arriesgado.
Sólo una mayor previsión, incrementar e invertir en el mantenimiento y conservación de las zonas más vulnerables y, una mejor coordinación por parte de todos los organismos oficiales, nos permitiría reducir el alto riesgo de incendio al que nos enfrentamos este año.
Los incendios sufridos a lo largo de los últimos años, Sierra de Somosierra, Monte de Abantos en El Escorial, Pinar de Robledo de Chavela, etc. nos tienen que servir de experiencia y adoptar las medidas necesarias para que no se vuelvan a repetir, o cruzar los dedos para que no se vuelva a producir una auténtica desgracia.
Aun así, Pura Naturaleza ha estado, está y seguirá estando colaborando activamente en la lucha contra el fuego.
Este verano, pongamos la máxima atención y cuidado para evitar el fuego.